Mis mujeres no eran putas, zorras, golfas o fulanas. Mis mujeres no aprendieron a quererse como merecían. Y no hablo de sexo. Sexo es lo que hay en la puta cabeza de todos aquellos que se jactan de ser los más santos. Mis mujeres pasan por encima de todo eso. Mis mujeres son mujeres que saben que su cuerpo les pertenece y son libres para decidir.
Mis mujeres son sujetos activos con un alto poder de seducción.
Ah! mierda! ha dicho poder.
Sí, he dicho poder y no sabéis cuánto.
Cuánto poder hay en la mirada de una mujer que se gusta.
Cuánto poder hay en el movimiento de una mujer que se conoce.
Cuánto poder hay en el alma de una mujer que se quiere.
Por eso nos han querido encerrar, atar, callar y menospreciar. Por eso nos llaman putas, zorras, golfas o fulanas.
No nos quieren con poder. Nos quieren sumisas, calladas, abiertas de piernas y cerradas de boca. Quieren que queramos a todos menos a nosotras. Que amemos y amamantemos en silencio a nuestros cachorros, mientras nos resignamos a sentirnos gordas, estriadas, cansadas y ausentes de deseo.
Mis mujeres son mujeres valientes que desean y dan el primer paso. – No, idiota, no el primer paso hacia ti.- El primer paso hacia ellas mismas. Mis mujeres son mujeres que se miran con cariño, que habitan con dulzura sus cuerpos. Que se reconocen en cada cicatriz, en cada ojera, en cada centímetro de su piel a lo largo y ancho de su cuerpo. Cuerpo que aceptan y en el que creen, lo ancho o largo que sea.
A mis mujeres las echaron de sus pueblos por enamorarse. Las engañaron con otras. Les rompieron el plato en la mesa porque no les gustaba la cena. Les dieron una hostia porque estaban borrachos. A mis mujeres las metieron en la cárcel por enseñar un tobillo en público. Por insinuarse sobre un escenario. Por hacer arte con su sensualidad.
Sacrifico mis pechos por todas mis mujeres, las suelto y defiendo de sus temores, miedos y complejos. Las aplaudo, beso y amo por enamorarse, por escaparse con el vecino del pueblo de al lado, por decir no quiero follar esta noche, por enseñar toda la cacha que les daba la gana, por mover y contonear sus cuerpos sintiéndose hermosas y libres. Muy hermosas. Y MUY libres.
Hoy, mañana y siempre honro y defiendo a mis mujeres. Las mujeres que se quieren, se cuidan y se protegen.
Cuidarse no es ser egoísta.
Protegerse no es de locas.
Gustarse no es ser una chula.
Ponerse como prioridad no es ser mala.
Seducir no es ser una golfa.
Ser sensual no es ser una buscona.
Comparto mi Corona de Divinitud con todas mis mujeres. Las que habitan en mí y en tí. Las que suben al escenario y las que patean el escenario de la vida cotidiana. Las mujeres que nos han dado la vida. Las que han gritado y las que han callado. Las que han muerto y las que están vivas. Las que están cerca y lejos. Yo. Y tú.
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Nos vemos pronto
Susana
